¿Sabes dónde está el fallo del sistema educativo tradicional? Esta diseñado por y para adultos, sin tener en cuenta las características de aprendizaje especiales de niñas y niños.
María Montessori descubrió a través de la observación lo que hoy en día nos confirma la neurociencia: que la mente de niñas y niños posee unas características especiales que la hacen diferente de la del adulto. Hasta aproximadamente los 6 años de edad el cerebro infantil es una esponja que absorbe indiscriminadamente todo lo que encuentra a su alrededor con tal de adaptarse como ser humano de su tiempo y su lugar.
Este proceso transcurre de manera inconsciente, indiscriminada, sin esfuerzo y temporal. Inconsciente porque ocurre sin tener el deseo de aprender, el aprendizaje a esta edad es inevitable e involuntario. Indiscriminada porque absorbe tanto lo mejor como lo peor, cada estímulo que esté a su alcance. Sin esfuerzo porque sucede de manera placentera, la curiosidad hace que el aprendizaje no sea costoso ni les canse. Y temporal porque, una vez creada la personalidad y hecha la adaptación al medio, estas características especiales de la mente absorbente desaparecen.
La mente absorbente permite a la infancia unas posibilidades de desarrollo sin límites, y no puede encasillarse en métodos realizados para las limitaciones y esfuerzos del aprendizaje de la mente adulta.
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